Vivimos rodeados de baterías de litio. Están en casi toda la electrónica de consumo. Desde móviles y tablets, pasando por ordenadores portátiles, hasta llegar a los coches eléctricos. Incluso ahora las llevamos sueltas, por si se acaban esas otras que llevan incorporadas nuestros dispositivos móviles. Definitivamente las baterías de litio son las dominantes actualmente, y se espera que lo sigan siendo a corto-medio plazo. Pero, ¿Hasta cuándo usaremos las baterías de litio?
Cuando Sony sacó al mercado las baterías de litio allá por 1990, supusieron un gran avance en el mundo de las baterías recargables y destronaron a las de NiMH gracias a su alto voltaje y gran densidad de energía. La adopción de las baterías de iones de litio revolucionó el mercado de la electrónica de consumo. Sin esta tecnología, la batería del actual Samsung Galaxy S7 pesaría y ocuparía más del doble.
Pero en los últimos años las baterías de iones de litio han cogido mala fama. Debido al uso intensivo, su autonomía y vida útil es escasa en los móviles y portátiles. Además si sumamos esto a la poca autonomía que tienen los vehículos eléctricos, ha hecho que la industria plantee buscar nuevas alternativas a estas baterías, buscar mejores baterías. La energía específica de las baterías de iones de litio ha aumentado desde 90 Wh/kg hasta 240 Wh/kg en unos 20 años y se espera que continúe, aunque cada vez se está más cerca de los límites de la tecnología. Hoy en día, las empresas están más centradas en la reducción de costes de fabricación que en la mejora de la energía específica. Se habla de que la barrera para la implatación masiva del coche eléctrico está en los 150-120 dólares el kilovatio hora.
En los laboratorios se están estudiando otro tipo de tecnologías, muchas de las cuales también tienen al litio como protagonista. Hablamos de las de litio azufre y litio aire. La tecnología litio sulfuro promete una energía específica de 400 Wh/kg mejorando de manera importante a las de iones de litio. Las de litio aire, en cambio, prometen 3.000 Wh/kg, principalmente porque el hecho de usar oxígeno como componente permite reducir el peso drásticamente. Tanto el litio azufre como el litio aire están siendo estudiadas intensamente en laboratorios pero todavía no se han hecho aplicaciones comerciales.
Las baterías de iones de litio ofrecen un buen rendimiento. Es verdad que las tecnologías en desarrollo prometen grandes cifras, pero todavía les quedan años para poder usarse comercialmente. Mientras tanto, las baterías de iones de litio van a sufrir una importante bajada de precio en los próximos años, algo que será suficiente para impulsar tanto el mercado de los coches eléctricos como el de el almacenamiento doméstico. Más que una mejora en el rendimiento, hace falta una reducción de precio.
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