Esta semana se está celebrando el festival de Glastonbury, en Inglaterra, en la que se está llevando a cabo una curiosa iniciativa. Se han instalado varios Pee Power por todo el recinto; urinarios públicos que consiguen producir electricidad a partir de la orina de los asistentes al festival, con la cual se pueden iluminar hasta seis tubos led del urinario.
Este innovador sistema está a prueba en el festival por segundo año consecutivo, y el objetivo de sus creadores, unos investigadores del Bristol BioEnergy Centre de la University of the West of England, es poder instaurar este sistema en países en vías de desarrollo o en campamentos de refugiados.
Este año se han instalado unos urinarios el doble de grandes que el año pasado, capaces de albergar a 25 personas al mismo tiempo. Ioannis Ieropoulos, director del Bristol BioEnergy Centre de la UWE, comentó que el festival es una buena oportunidad de poner a prueba la tecnología y su robustez gracias al número absoluto de personas que pasarán por el urinario y la cantidad de orina generada.
Irene Merino y Daniel Sánchez, dos investigadores españoles que están participando en el proyecto, Pee Power, explican que la tecnología del prototipo se basa en celdas de combustible microbianas que, como las pilas, presentan un ánodo y un cátodo. Estas celdas, se instalan en el interior de un contenedor al que llega la orina de los usuarios.
El funcionamiento del sistema es el siguiente: dentro de las celdas hay bacterias que colonizan el electrodo del ánodo y descomponen la materia orgánica de la orina, proceso en el que se liberan protones, que viajan al cátodo, y electrones, que van a un sistema eléctrico externo. Para finalizar, en el cátodo se produce una reacción de reducción de oxigeno y se genera la energía que sirve para encender los tubos led.
Lo bueno de esta iniciativa, llamativa por su originalidad, no sólo es que consigue generar energía para iluminar los urinarios del festival y que anima a los asistentes a no mear en el suelo, sino que ofrece la posibilidad de, en un futuro, llevar estos sistemas a lugares donde se necesiten más. Así, se podrían iluminar baños para mujeres en países en los que salir solas a la noche es un gran problema, o también se podría conseguir una energía extra para utilizar en cualquier aparato tecnológico que necesitaran.
El funcionamiento del sistema es el siguiente: dentro de las celdas hay bacterias que colonizan el electrodo del ánodo y descomponen la materia orgánica de la orina, proceso en el que se liberan protones, que viajan al cátodo, y electrones, que van a un sistema eléctrico externo. Para finalizar, en el cátodo se produce una reacción de reducción de oxigeno y se genera la energía que sirve para encender los tubos led.
Lo bueno de esta iniciativa, llamativa por su originalidad, no sólo es que consigue generar energía para iluminar los urinarios del festival y que anima a los asistentes a no mear en el suelo, sino que ofrece la posibilidad de, en un futuro, llevar estos sistemas a lugares donde se necesiten más. Así, se podrían iluminar baños para mujeres en países en los que salir solas a la noche es un gran problema, o también se podría conseguir una energía extra para utilizar en cualquier aparato tecnológico que necesitaran.
Fuentes| Publishing
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