El viernes 9 de octubre de 2015, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto 900/2015, que regula las condiciones
administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de
energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo. Más conocido, a pesar de que el Ministro se esfuerce en decir lo contrario, como el Real Decreto contra el autoconsumo que incluye "el impuesto al sol".
Antes de su publicación, este Real Decreto llevaba años amenazando con publicarse, algo que ya había conseguido paralizar en gran medida las inversiones en energías renovables para autoconsumo.
Si alguno está interesado en la lectura del Real Decreto, que se arme de paciencia. 44 páginas del BOE le esperan. Os dejo el enlace aquí. Yo trataré de explicarlo en la medida de lo posible.
Lo primero, quiero dejar clara una cosa. El problema de este Real Decreto no es que no de subvenciones o primas al autoconsumo. Hoy en día la tecnología solar ya es competitiva sin ayudas. Gran parte de culpa la tiene la factura de la luz, que seguro que todos habéis notado el incremento de los últimos años. Con las placas fotovoltaicas ha ocurrido lo contrario: han descendido de precio de manera espectacular en los últimos años.
Con esto lo que quiero decir es que hoy en día es posible generar tu propia energía a un precio competitivo. Lo único que hace falta es una norma que no perjudique ese autoconsumo. Repito, que no perjudique. Todo lo contrario que el nuevo Real Decreto. De todas formas, casi todos los estados de Estados Unidos (sí, Estados Unidos, los más liberales) tienen políticas favorables al autoconsumo, por lo beneficios económicos, sociales y medioambientales que aporta a la sociedad. Por no hablar de nuestros vecinos europeos, con mucha menos radiación solar.
EL IMPUESTO AL SOL
El Real Decreto, complica de forma importante el decidirse por hacer una instalación de autoconsumo. Primero, está el impuesto al sol. El gobierno va a cobrarte un peaje por la energía que generes en tu instalación y que consumas instantáneamente. Una energía que ni siquiera ha pasado por la red eléctrica.
La excusa es que se debe contribuir a los costes del sistema, y parece razonable. Pero lo lógico es contribuir a los costes del sistema con la energía que esté consumiendo de ese sistema, y no con la que he autoproducido y consumido instantáneamente. En estos casos se suele usar el ejemplo de los tomates. Si yo tengo una huerta y planto tomates que después me como, ¿debo pagar al supermercado, o pagar algún impuesto para contribuir a los costes del sistema? Más claro agua
Si bien hay que decir que por el momento esto solo se aplica en instalaciones superiores a 10 kW. Pero tranquilos, el Gobierno ha dejado esto de forma transitoria, por lo que en cualquier momento podría aplicarlo a todos los autoconsumidores sin necesidad de publicar otro Real Decreto. A ver quien se atreve a hacer una inversión con este panorama.
VENTA DE EXCEDENTES
La producción solar no coincide completamente con el consumo. Por eso, es necesario verter los excedentes a la red. Pues bien, con este Decreto, una familiar que quiere vender su energía sobrante, debe darse de alta de autónomos, hacer declaraciones de IVA trimestrales...en definitiva, lo convierte en algo inviable. La otra opción es regalar los excedentes... sí, regalarlos.
Por supuesto, esa energía que regalas se la vende la compañía eléctrica a tu vecino, sacando un beneficio por ella.
Además, por si fuera poco, los trámites administrativos para instalar paneles fotovoltaicos son caros e interminables, con una sucesión de permisos, estudios, instalación de nuevo contador y protecciones...
En caso de no disponer de alguno de los permisos te enfrentes a una multa de 60 millones de euros. Para haceros a una idea, una fuga nuclear está penada con hasta 30 millones de euros. Aunque lo parezca, no es un ninguna broma.
Todo esto, para paralizar las instalaciones de autoconsumo, unas instalaciones que reducirían nuestra emisiones de gases de efecto invernadero, evitarían la fuga de capital hacia países productores de petróleo y generarían empleo local. Además de reducir la factura eléctrica de miles de familias y empresas, haciendo nuestra industria más competitiva.
Está claro que en muchos aspectos este Real Decreto roza lo absurdo. Pero por el momento, es lo que hay y se debe trabajar con ello. Quizá en los próximos meses podamos ver un cambio en la legislación.
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