Poco a poco las energías renovables han ido recortando terreno en la producción a fuentes como la nuclear. Algo que se está logrando por la paralización de nuevas instalaciones de las nuevas centrales nucleares, y el impulso imparable de nuevas iniciativas de las renovables gracias a los precios cada vez más competitivos.
Algo que está teniendo sus consecuencias en mercados como Estados Unidos, donde en los cinco primeros meses del año las renovables han ocupado el 20.17% de la producción eléctrica en ese mercado, mientras que la nuclear ha llegado al 20.14%. Una diferencia pequeña en cifras, pero importante en significado simbólico.
La evolución está siendo importante, y como ejemplo las cifras que muestran que esta misma situación se prolongó durante apenas tres meses en 2017. Una cifra que como vemos se ha ampliado hasta los cinco meses este 2018. Una señal del incremento de presencia de las renovables.
Las estadísticas más recientes también denotan la cada vez mayor diferencia a favor de las renovables frente a la nuclear, y por ejemplo en los meses de abril y mayo las primeras han logrado una diferencia favorable del 10%.
Por supuesto la comparativa se realiza aglutinando bajo una misma cifra varias tecnologías, eólica, solar, geotérmica, biomasa, hidroeléctrica. En caso de separar por tecnología, la nuclear continúa generando más del doble de la renovable más activa en Estados Unidos, la hidroeléctrica.
Pero para los expertos lo más importante es que la evolución está siendo hacia un modelo de producción eléctrica cada vez más renovable. Unas fuentes limpias y seguras que han logrado superar a la nuclear en más de la mitad de los estados norteamericanos.
El objetivo para los grupos ambientalistas, como la americana Sun Day, es caminar hacia una sociedad libre de emisiones en la producción eléctrica, pero también libre del peligro de la nuclear, y sus residuos. Algo que indican es cada vez más fácil de lograr gracias al abaratamiento de la producción renovable, y también por el crecimiento de las posibilidades de almacenamiento estacionario mediante tecnologías como las baterías.
Un sector todavía en fase de expansión comercial y tecnológico, que se ha situado como una alternativa para almacenar los excedentes de las renovables cuando no exista demanda. Una de sus principales limitaciones y que cuenta con cada día más alternativas.
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