Esta semana el grupo Daimler ha puesto en marcha después de un año de trabajo, la que de momento será la mayor instalación de acumulación estacionaria formada por baterías procedentes de coches eléctricos.
Una segunda vida de unos acumuladores que han perdido parte de su capacidad, y que no ofrecen un nivel de autonomía óptimo para su uso en el transporte, pero que mantienen intacto su potencial para servir de almacenamiento para la red eléctrica.
En total esta instalación situada en la localidad alemana de Lünen, estará formada por 1.000 baterías procedentes del Smart ForTwo eléctrico que contarán con una capacidad total de 15 MWh. Una energía de estas baterías que estarán disponibles en un sistema de subastas entre las diferentes empresas eléctricas. Unas compañías que podrán echar mano de la misma en los momentos puntuales donde sea necesario, y que servirá principalmente para controlar las fluctuaciones de las fuentes de energía renovables.
Un nuevo proyecto que pone sobre la mesa el potencial de sinergias del coche eléctrico y las energías renovables. Dos sectores que se beneficiarán mutuamente tanto durante la vida útil del propio coche, como cuando la batería del mismo ya no sirva para mover al vehículo, pero si mantenga capacidad como para seguir acumulando energía procedente de fuentes renovables.
Un mercado con mucho potencial de desarrollo, pero que necesita todavía un periodo que los expertos cuantifican entre 3 y 5 años. Tiempo durante el cual llegarán nuevos coches eléctricos, y los más viejos empezarán o actualizar su batería, o a desfilar hacía el desguace vendiendo sus componentes más valiosos, como la batería.
Relacionadas | ¿Qué haremos con las baterías viejas de los coches eléctricos? Almacenamiento para energías renovables
Fuente | Daimler
COMMENTS